miércoles, 27 de marzo de 2013

El Milagro de Curarnos. Dr. Fernando Callejón (Discípulo del Dr. Hamer)




En algún momento de nuestra vida, quizás no todos, pero sí la mayoría, sufrimos una enfermedad.
El concepto que tenemos sobre ella no es un pensamiento más. Es una creencia, la de estar poseídos por una fuerza que no nos pertenece y que nos ataca. Si bien esta creencia es universal, no todos la vivimos de la misma forma.

En occidente, ha sido reforzada por la presencia de un sistema médico que ha obtenido un gran poder que lo ha legalizado colectivamente.
Podemos decir que la enfermedad es un invento. Como la luz eléctrica. La luz siempre existió pero lo que hizo el hombre fue poder manejarla y eso le dio poder. El malestar orgánico o emocional siempre existió pero lo que hizo la medicina fue clasificarlo y eso le dio poder.

La creencia sobre la enfermedad no solo es la de una fuerza que nos ataca sino que a partir de esa clasificación, es la de una fuerza que un grupo de personas (los científicos-médicos) puede dominar. O por lo menos ostenta un saber sobre ella y puede ejercer influencia sobre su evolución. Esta influencia ha crecido desproporcionadamente en relación al saber.
Actualmente las llamadas enfermedades son desmesuradamente influenciadas por la acción médica sin que haya un saber que sustente lógicamente esa influencia. Se actúa sobre ellas sabiendo muy poco sobre el origen de la enfermedad y mucho menos sobre el sentido de la misma.

Pensemos en un simple resfriado. Se atribuye a un virus pero no se lo combate a él sino al resfriado. Se lo trata de abortar. Se usan antihistamínicos para que las secreciones disminuyan y muchas veces antibióticos porque se habla de alergias bacterianas o complicaciones infecciosas imposibles de comprobar.
Esta metodología que influencia el curso de la enfermedad se basa en la misma teoría que sostiene que el sol gira alrededor de la tierra; la observación superficial de un fenómeno sin preguntar nada sobre las características del objeto sobre el cual el fenómeno actúa.

Si la física dependiera de los médicos, hoy seguiríamos creyendo que a la mañana el sol está en el este porque a la tarde giró alrededor nuestro.
Pensemos en un tumor. Un pedazo de carne que sobra. Los métodos médicos que influencian su destino se basan en la misma teoría de observación superficial y de ausencia de preguntas sobre las características del sujeto enfermo. El pedazo de carne está de más y hay que eliminarlo. Si no se puede con cirugía, se arrasa con drogas o radiaciones.

Los físicos no manejan la medicina y los médicos terminan por creer que una resonancia magnética es una observación profunda. Se sigue observando el fenómeno y no la naturaleza ni el sentido del fenómeno.
Es así que ahora hay dos creencias: el malestar es una fuerza que viene de afuera y se puede influenciar sobre esa fuerza con un saber que se llama científico.

Volvamos al resfriado. Pensemos que quizás no es un virus el que lo produce (la fuerza externa) sino que es una de las formas que tiene el organismo de descargarse de una tensión que lleva demasiado tiempo acumulada. No hay fuerza externa. Los virus ya estaban y uno no se contagia de nadie sino que son ellos los que comandan esta forma de descargarse. Esto no significa que no haya virus extraños al organismo y éste intente rechazarlos porque no los reconoce. Los virus son cadenas de información y si traen una información extraña e irreconocible, el organismo se niega a aceptarla y se produce el rechazo de la misma.

Pero esto no es lo que ocurre en un resfriado común. Allí hay problemas territoriales y las mucosas se inflaman para obstruir las narinas y no respirar el mismo aire que el enemigo. Los bronquios expulsan moco para escupir al invasor. Los músculos duelen para retirarse de la lucha. Y allí los virus son excelentes colaboradores para generar este estado inflamatorio que si bien es molesto, logra que el ser vivo se aísle y recupere su bienestar.

La medicina en lugar de entender esto, ataca los síntomas para que el sujeto vuelva a la cadena de producción lo más pronto posible. Los médicos se comportan como aliados de un poder que exige productividad sin interesarse por la verdadera recuperación del cuerpo enfermo. El paradigma del agente externo como causa siempre presente de la enfermedad sirve a los mismos fines. Si hay un agente externo debe haber un poder que lo pueda combatir. Y ese poder es la científica medicina.

Quizás si esto hubiera quedado allí, tendríamos esperanzas de salir de esa trampa. Pero lamentablemente, la influencia de la acción médica sin un saber lógico que la sustente, generó tantos nuevos saberes vacíos, que estamos atrapados en una red que se retroalimenta de otras disciplinas y de otros saberes.
La religión, la filosofía, la psicología, aportan nuevos saberes a esta interminable creencia de la enfermedad como fuerza externa y a la existencia de un grupo que tiene un saber sobre ella.

Escuchamos conceptos que parecen valiosos: -Debemos aceptar la enfermedad si vamos a luchar contra ella.- -La enfermedad es poderosa pero más poderosa es la salud-. -La salud es el silencio de los órganos-. -La enfermedad es un mal que debemos saber combatir-. ¿Quién podría negar el valor de esas frases?. Sin embargo, no sirven de nada. Son saberes que se basan en una creencia vacía. Y no porque no se pueda defender esa creencia. Sino porque ya no sirve más.

En este contexto, nos han quitado la libertad de elegir. En la historia de la humanidad, siempre hubo bandos, romanos y griegos, árabes y españoles, buenos y malos, perversos y normales, nazis y judíos. El ser humano podía optar, aun cuando esa opción fuera equivocada. Ahora es imposible elegir ya que se trata de nosotros o los virus, enemigos invisibles que destruyen a todos, sin excepción.

Las organizaciones mundiales encargadas de la salud avisan que futuras pandemias son inevitables y elaboran mapas con colores cada vez más intensos y tenebrosos. La humanidad toda enfrenta al enemigo invisible y no hay opción. Por primera vez, en cientos de años, se está tomando conciencia que no es la tierra la que está en peligro sino esta especie que se ha creído excepcional y que ahora viene a enterarse que su desaparición es posible.
La génesis de Adán y Eva ya no calma los temores de una especie que ha inventado el concepto de enfermedad y ahora el concepto en sí mismo la está arrasando. La fuerza externa que nos viene a destruir supera ampliamente el saber autorizado del grupo de personas que la combate. El concepto se escapó de las manos y tiene vida propia. La gente ya no se muere de la enfermedad sino del miedo que el concepto inventado le genera. El miedo no da tiempo a que la enfermedad actúe y nos mate ya que crea por sí mismo una realidad mortal.

Así lo relata el cuento sufí: Un sabio sentado en la cumbre de una montaña, ve pasar una sombra y pregunta: ¿Quién eres?. La sombra le contesta -Soy la peste-. ¿Adónde te diriges? -A matar mil personas de ese poblado-. Bueno, ve y mata. A los pocos días, el sabio se encuentra con un hombre y le pregunta ¿De dónde vienes? - Huyo de aquel poblado que ha sido atacado por la peste y ha matado treinta mil personas- Bueno, ve y huye. A las pocas horas, vuelve a pasar la sombra y el sabio lo detiene. Oye tú, me has engañado, dijiste que matarías mil personas y has matado treinta mil. ¿Por qué?. La peste le responde- No es cierto, yo solo maté mil personas, el resto, murió de miedo.

Como médico he presenciado muchas veces el fenómeno de una persona que en pleno estado de salud y por hallazgos casuales (pruebas de rutina o un médico demasiado inquisidor) ha sido diagnosticada de un tumor en hígado, pulmón o mama. A los pocos días de ese hallazgo, el estado de salud había empeorado dramáticamente. He visto a algunas personas morir en poco tiempo luego del diagnóstico. Eso es miedo, no es cáncer. Ese es el concepto que se le ha escapado de las manos al grupo de científicos que ostenta el supuesto saber de la enfermedad. Y ese concepto se ha desbordado y ha creado una realidad autónoma entre otras cosas, porque se ha colectivizado. Se ha vuelto un saber popular.

¿Quién no ha escuchado alguna de las siguientes frases?: -El cáncer de páncreas, cuando te lo diagnostican ya es demasiado tarde-; -la quimioterapia te mata las células malas pero también las buenas-; -yo sé que me voy a morir, lo que no quiero es sufrir-; -nunca conocí a nadie que se salvara-; -la enfermedad avanza-; -hay que hacer algo- y tantas otras.
El saber colectivo sobre la enfermedad no se diferencia mucho del saber de los médicos, muchos de los cuales jamás se harían (y lo dicen públicamente) el tratamiento que le indican a los pacientes. Actualmente se escuchan muchas voces que cuestionan este concepto de la enfermedad pero la mayor parte de las veces son ignoradas, reprimidas o tergiversadas.

Es en este contexto que debemos dejar de pensar en nuevos instrumentos contra la enfermedad para comenzar a pensar en un nuevo concepto de la enfermedad.
Se gastan miles de millones de dólares en investigar y producir drogas cada vez más nocivas para la salud de la humanidad y no cesan de aparecer variantes de la misma enfermedad que no responden a esas drogas o las llamadas nuevas enfermedades sobre las que ni siquiera se tiene alguna droga con la que experimentar.
La ciencia se nota perdida y actúa sin lógica. Solo intenta sacarse de encima un problema inmediato sin pensar en las implicancias futuras de su proceder. No interactúa con el resto de la sociedad que mira azorada la injusticia del poder del que participa. El gobierno que invierte doscientos mil millones de dólares anuales en productos farmacéuticos es el mismo que gasta tres millones de dólares por minuto en armas, mientras deja morir quince niños de hambre en esa misma cantidad de tiempo. La ciencia médica usa el mismo presupuesto manchado de sangre e injusticia. Y en esa confusión trata a los virus con la misma filosofía del gobierno que la sustenta: usa armas mortales.

Es justamente ese nuevo concepto de la enfermedad, el que nos va a permitir salir del atolladero en el que el viejo concepto nos ha metido. Si luchamos contra la enfermedad, luchamos contra el mensaje que pretende curarnos. Cuando una mujer se nota un bulto en la mama, debe parar toda actividad y preguntarse qué le viene a decir ese bulto. Y si no lo sabe, debe recurrir a alguien que la ayude a interpretar ese mensaje. No debe salir corriendo en busca de ese personaje que detenta un saber sobre la enfermedad porque eso la cristaliza en el viejo concepto. Y a partir de allí, solo puede esperar que se instale una guerra en su cuerpo. Y el bulto no vino a declarar la guerra sino a evitarla. Y no es que no debe hacer nada o curarse psicológicamente. Debe instalar la paz en su vida porque el bulto así se lo está exigiendo. Y eso no es poco pero es mucho más de lo que la medicina pretende con su viejo concepto de instalar una guerra entre el cuerpo de esa mujer y-.el cuerpo de esa mujer.

Los poseedores del saber sobre la enfermedad se escandalizarán ante semejante propuesta. -¡No hay tiempo que perder!; ¡Si no actuamos ahora, su vida corre peligro!- Y comenzarán a citar estadísticas no solo fraudulentas sino aterradoras. Algunos optarán por hablar de los adelantos de la ciencia y nos citarán con absoluta seriedad, los anticuerpos monoclonales, los hibridomas y la fusión entre los linfocitos B y los tumores. Suenan orgullosos de saber tanto. Y es un saber vacío porque es eficaz contra el único mensaje que pretende curarnos. Pero además es un saber corrupto, montado en la sangre de millones de seres humanos, que en lugar de salvar sus vidas, las pierden definitivamente.
No es una lucha entre los que saben y los que no sabemos. Es una lucha entre dos conceptos; el de una humanidad que se destruye a sí misma y el de una humanidad que pretende sobrevivir.

La mujer del bulto en la mama deberá elegir y optar por quimioterapia, radioterapia y cirugía y así seguir avivando el viejo concepto que nos está destruyendo o podrá hacer un verdadero cambio en su vida y dejar de sufrir por su hija que la ignora o por su esposo al que no ama. En ese cambio, habrá entendido el mensaje de ese bulto que viene a decirle: -¡No pongas más el pecho!;
¡Deja de ser madre y acepta ser mujer!; ¡Libérate de ese hombre al que no amas!--¿Pero quién me da las garantías de que el bulto no crecerá o que sus células se irán a mi cerebro o a mis huesos?-, dirá la mujer envuelta en las informaciones científicas pero a la vez en la realidad de conocer a tanta gente que sigue ese camino. -Nadie-se le responde-absolutamente nadie-.
Desde el viejo concepto (la enfermedad como fuerza que nos destruye), se le citarán estadísticas sobre lo que le podría pasar si no hace lo que el grupo que sabe le dice que haga. Desde el nuevo concepto (la enfermedad como mensaje para sobrevivir), se le pedirá confianza en que si hace los cambios que debe hacer, se curará. No parece ser muy interesante la opción.

Es así que la mayor parte de la gente opta por intentar hacer las dos cosas o parte de ellas o casi ninguna de ellas. O lo que sucede con frecuencia, opta por el viejo concepto y cuando ya no obtiene respuesta de él, se vuelca al nuevo concepto. ¡Cuánto miedo!
Filosóficamente, cualquiera de estas opciones viola uno de los principios en los que se funda la realidad, el de la no contradicción: -Una cosa no puede ser y no ser a la vez-. Llamativamente, buena parte de los médicos del viejo concepto están apoyando estas opciones como si con ello colaboraran con la salud del paciente.
Sin embargo, esa es la realidad. El psicoterapeuta Mario Litmanovich dice claramente -¡Necesitamos médicos sin miedo!; esa es la única manera de salir del atolladero-. Creo también que necesitamos pacientes sin miedo.

Es desde este lugar que proponemos el milagro de la curación. Milagro viene del latín y su origen es asombrarse. Curación proviene de cuidado. De eso se trata. El asombro de cuidarnos. De protegernos, de no quedarnos solos y sentir miedo. Allí aparece el asombro. Todos estamos entrelazados y somos la humanidad. No somos el paciente enfermo. Somos la humanidad enferma. Y entonces aparece el cuidado. La necesidad de tratarnos como almas, no como cáscaras.

El médico alemán Hamer repetía en sus seminarios una presentación que siempre culminaba con una frase: -Necesitamos médicos de manos calientes que hagan de la medicina un acto sagrado-. Allí estaba el centro de su propuesta. Sagrado siempre es citado como originado en sacrificar pero el sacre es un ave de rapiña. Y así se llamaba al halcón en épocas antiguas. Un ave sagrada cuyas uñas retorcidas le permiten sobrevivir hasta que madura y se vuelven inútiles. Allí debe tomar la decisión de arrancárselas con el pico si pretende sobrevivir. Si lo hace, vive una nueva vida, una nueva oportunidad de ser joven y sagrado.

El milagro de curarnos es eso. Volver a nacer fuera de nuestros roles y percibirnos como almas que se relacionan con almas. Dejar de ser hijos, esposos, madres, padres, médicos, abogados, exitosos, fracasados o perversos. Y renacer como almas con cuerpos que son usados, no descuidados. Para ello, estamos acá. No para descubrir vacunas sino para tomar conciencia. De lo que somos y hacia dónde vamos.

martes, 26 de marzo de 2013

Como borrar memorias con Ho'oponopono

Un breve video del Dr. Len. La imágen no es del todo buena, pero es suficiente para que, en poco tiempo, explique un concepto fundamental del Ho'oponopono: como las memorias son las únicas causantes de todo lo que nos pasa.




"Ho'oponopono María José Cabanillas en XI Congreso de Ciencia y Espiritu

Un interesante video de esta terapeuta, presentando en España. Siempre es bueno refrescar los conocimientos acerca de este sistema sanador.

Paz, más allá de todo entendimiento.

Raúl.




martes, 12 de marzo de 2013

Informe del gobierno suizo: la homeopatía es eficaz y económica




El mayor estudio jamás realizado por un organismo oficial sobre la homeopatía llega a la conclusión de que la homeopatía no sólo funciona, sino que es más económica que la medicina convencional.

por Dana Ullman

El Gobierno suizo tiene tras de sí una larga historia de neutralidad y quizás por este motivo los informes de este Gobierno en temas controvertidos deben tenerse más en cuenta que otros informes de países que están más influenciados por las actuales circunstancias económicas y políticas.
Cuando se sabe que dos de las cinco empresas más importantes de fabricación de medicamentos tienen su sede en Suiza, se podría pensar que este país tiene mucho interés en la medicina convencional, pero tal supuesto nos lleva a error.
A finales de 2011 se publicó un informe del Gobierno suizo sobre Medicina Homeopática, representando la evaluación más completa que sobre la Medicina Homeopática haya publicado un Gobierno, y recientemente ha aparecido en forma de libro en inglés (Homeopathy in Healthcare: Effectiveness, Appropriateness, Safety, Costs. Bornhoft y Matthiessen, Springer). Este informe afirma que el tratamiento homeopático es eficaz y rentable y que debiera estar incluido dentro del programa nacional de salud de Suiza.
Las investigaciones del Gobierno suizo sobre homeopatía y los tratamientos complementarios y alternativos, responden a una alta demanda y el uso generalizado en Suiza frente a la medicina convencional, no sólo por parte de los consumidores, sino también por parte de los médicos. Aproximadamente la mitad de la población de Suiza utiliza tratamientos de medicina complementaria y alternativos y los valora. Y además, aproximadamente la mitad de los médicos suizos consideran los tratamientos complementarios y alternativos eficaces. Quizás lo más importante es que el 85% de la población suiza prefiere terapias de este tipo y que formen parte del programa nacional de salud.
Desde 1998, el Gobierno de Suiza decidió ampliar su sistema nacional de salud incluyendo ciertas medicinas complementarias y alternativas, incluyendo la medicina homeopática, la medicina tradicional china, la medicina herbaria, la medicina antroposófica y la terapia neural. El reembolso de los gastos de estos pacientes fue una medida provisional, mientras el Gobierno suizo encargó un estudio para determinar si eran eficaces y rentables. El reembolso provisional de estos tratamientos alternativos finalizó en 2005, pero como resultado de este estudio, el programa nacional de salud ha comenzado de nuevo a reembolsar los tratamientos homeopáticos y otros tratamientos alternativos. De hecho, como resultado de un referéndum nacional, más de los dos tercios de los votantes apoyaron la inclusión de las medicinas alternativas y homeopáticas dentro del programa nacional de salud (Dacey, 2009Rist, Schwabl, 2009).

Gobierno suizo: Evaluación de tecnologías sanitarias

La Evaluación de tecnologías sanitarias en la medicina homeopática es con mucho el informe más amplio que un Gobierno haya publicado hasta la fecha. No sólo este informe revisa con detenimiento y de forma global los ensayos clínicos a doble ciego aleatorio y controlado mediante placebo de los medicamentos homeopáticos, sino que también se ha evaluado su “efectividad en el mundo real”, así como la seguridad y la relación entre el coste y la efectividad. El informe también lleva a cabo una revisión integral de las investigaciones preclínicas (investigaciones fisico-químicas, estudios botánicos, estudios en animales e in vitro con células humanas).
Y aún hay más, este informe evalúa las revisiones sistemáticas y los meta-análisis, estudio de los resultados e investigación epidemiológica. Esta amplia revisión evalúa cuidadosamente los estudios realizados, tanto por la calidad de su diseño como por su ejecución (lo que se llama validez interna) y cómo se lleva a la práctica común homeopática (validez externa). El tema de la validez externa es de gran importancia debido hay científicos y médicos que realizan estudios sobre homeopatía y no tienen ningún conocimiento de este tipo de medicamentos (algunos estudios muestran que ciertos medicamentos homeopáticos se utilizan muy poco para la realización de pruebas, mientras que otros utilizan medicamentos que no están indicados para ciertos pacientes). Cuando estos estudios mostraron que la medicina homeopática no funcionaba, una evaluación precisa indicaba que dichos estudios habían sido diseñados para refutar la homeopatía… o simplemente, el estudio fue un ensayo exploratorio que buscaba evaluar los resultados de un nuevo tratamiento (ensayos exploratorios de esta naturaleza no están destinados a probar o refutar los medicamentos homeopáticos, sino sólo para evaluar el tratamiento para una persona en una situación específica).
Después de la investigación básica preclínica y los estudios de alta calidad, el informe del Gobierno suizo afirma que los medicamentos homeopáticos de “alta potencia” parecen inducir efectos reguladores (por ejemplo, el equilibrio o normalización de los efectos) y cambios específicos en las células y organismos vivos. El informe también señala que 20 de las 22 revisiones sistemáticas de la investigación clínica prueba que los medicamentos homeopáticos marcan una tendencia a favor de la homeopatía” (Bornhöft, Wolf von Ammon, et al, 2006).
El informe suizo encontró evidencias que apoyan el tratamiento homeopático de las infecciones de las vías respiratorias y las alergias respiratorias. El informe cita 29 estudios sobre “Infecciones del tracto respiratorio superior y reacciones alérgicas”, de los cuales 24 de ellos ofrecen un resultado positivo a favor de la homeopatía. Además, seis de los siete estudios controlados que compararon el tratamiento homeopático con el tratamiento médico convencional, mostraron que la homeopatía es más eficaz que las intervenciones médicas convencionales (el estudio encontró otro tratamiento homeopático equivalente al tratamiento médico convencional). Todos estos resultados del tratamiento homeopático no acarreaban los efectos secundarios comunes en el tratamiento farmacológico convencional. Al evaluar sólo los ensayos aleatorios controlados con placebo, 12 de los 16 estudios mostraron un resultado positivo a favor de la homeopatía.
Los autores del informe del Gobierno suizo reconocen que una parte de la revisión general de la investigación incluye revisiones negativas de la investigación clínica homeopática (Shang, et al, 2005). Sin embargo, los autores señalaron que esta revisión de la investigación ha sido ampliamente criticada tanto por los defensores como por los detractores de la homeopatía. El informe señala que el equipo de Shang ni siquiera se adhiere a las directrices de QUÓRUM, que son ampliamente reconocidas como normas para la información científica (Linde, Jonas, 2005). El equipo de Shang evaluó inicialmente 110 ensayos clínicos homeopáticos y luego trató de compararlos con 110 ensayos médicos convencionales. Shan y su equipo determinaron 22 estudios homeopáticos de alta calidad, contra sólo 9 de alta calidad en el ámbito de la medicina convencional. En lugar de comparar estos ensayos de alta calidad (lo que habría dado un resultado positivo para la homeopatía), el equipo de Shang fijó criterios que ignorasen la mayoría de los estudios homeopáticos de alta calidad, con lo que daba apoyo a su hipótesis original y establecía prejuicios en torno a que los medicamentos homeopáticos no son efectivos (Lüdtke, Rutten, 2008).
El informe suizo señala también que David Sackett, médico canadiense que es considerado como uno de los pioneros en la “medicina basada en evidencias”, ha expresado su profunda preocupación ante los investigadores y médicos ya que se considera que sólo los ensayos clínicos y a doble ciego son el medio para determinar si un tratamiento es efectivo o no. Para hacer esta afirmación, habría que reconocer que prácticamente todos los procedimientos quirúrgicos son poco científicos o no probados, porque muy pocos han sido sometidos a ensayos aleatorios a doble ciego.
En mi opinión, para que un tratamiento se considere efectivo o probado científicamente, se requiere de una evaluación mucho más completa de lo que se suele hacer. En última instancia, el informe del Gobierno suizo sobre la homeopatía representa una evaluación de la misma, incluyendo una evaluación de los ensayos clínicos aleatorios de doble ciego, así como otras evidencias, todos los cuales en su conjunto conducen a determinar que los medicamentos homeopáticos son efectivos.
________________________
Texto original aparecido en The Huffington Post.


¿Qué es la Homeopatía?
Descubierta al final del siglo XVIII, gracias a las observaciones y experimentos del Doctor Samuel Hahnemann, la homeopatía se basa en una realidad biológica, ya conocida por Hipócrates, la ley de similitud: “Toda substancia capaz de provocar síntomas patológicos en un individuo sano, es capaz, a dosis infinitesimales, de tratar esos síntomas en un individuo enfermo”.
Este conocimiento exacto de la similitud entre el medicamento y la enfermedad, justifica el objetivo, específico de la Homeopatía, de individualizar al enfermo y su tratamiento, utilizando las capacidades de reacción de cada persona.
Aplicando estos principios, la homeopatía utiliza substancias orgánicas, minerales y vegetales para estimular las defensas inmunitarias del organismo. De este modo, el cuerpo puede movilizar sus defensas propias, en contra de los agentes patógenos, virus y bacterias, y recuperar su equilibrio, desestabilizado por las agresiones de la vida moderna (estrés, contaminación, etc.).
La homeopatía se fundamenta en dos leyes: ley de la similitud o ley de los semejantes y la ley de la infinitesimalidad.
En homeopatía, y especialmente en enfermedades crónicas, el objetivo es ir más allá del alivio de los síntomas que van apareciendo, se busca ayudar al paciente a restablecer globalmente su equilibrio natural. Para ello, el médico homeópata en la consulta tendrá en cuenta, además de los síntomas o problemas de salud que presenta el paciente, su constitución física y su forma de reaccionar y sensaciones frente a la enfermedad, además de factores de mejoría o de empeoramiento. Por eso se dice que el tratamiento, en homeopatía, es más personalizado.


Homeopathy in Healthcare: Effectiveness, Appropriateness, Safety, Costs. Gudrun Bornhöft, Peter F. Matthiessen (eds). Springer.
Amazon.com US $ 40.41
Este volumen incluye el informe completo de la Evaluación de tecnologías para la salud en lo que dice relación a la efectividad, pertinencia, seguridad y costos de la homeopatía en la salud. El informe fue solicitado por las autoridades suizas a fin de tomar decisiones informadas en relación a la inclusión de la homeopatía en la lista de servicios cubiertos por los seguros de salud. Otros estudios llevados a cabo como parte del Programa de evaluación de medicinas complementarias suizo han causado reacciones mezcladas debido a su enfoque exclusivamente cuantitativo y esquemático con resultados negativos para la homeopatía. El presente estudio, como contraste, ofrece una evaluación diferenciada de la práctica de la homeopatía en el cuidado de la salud y confirma que la homeopatía ofrece una contribución valiosa a la medicina convencional, algo que ya sostenido por largo tiempo en la práctica del cuidado de la salud.


Dana Ullman, es el principal portavoz de la Asociación Americana de Homeopatía. Es autor de 10 libros, incluyendo La revolución homeopática: ¿por qué la gente famosa y los héroes culturales eligen la homeopatíaMedicamentos homeopáticos para niños y bebés; Descubriendo la homeopatía, y Guía de los medicamentos Homeopáticos para todos. Dana vive y escribe en Berkeley, California.